jueves, 12 de enero de 2012

EN LA ESTACIÓN

¡Que pena da ver la estación de Épila convertida en apeadero, ya no sale el jefe de estación con su silbato y sus banderas para dar paso a los trenes, ya no está el botijo con agua fresca que saciaba la sed de los viajeros en verano, ya no hay gente sentada en el bucólico banco pintado de rojo de la entrada.
Recuerdo los viajes a Zaragoza, cuando era joven y no tenía coche para ver conciertos, ir al cine o en las fiestas del Pilar.








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